lo único que quedó de mi,
después de tantas guerras, de tantas batallas perdidas
por elección,
después de elevar los sueños al infinito y ver como caían
y se destrozaban uno tras otro.
Por eso solo resiste a mi alma rota,
y mi corazón seco, esta sombra,
sin forma,
que se niega a desaparecer,
aun tiene esperanza, es lo más ingenuo que tenía
y más terco también,
ignora las heridas que rasgaron mi piel,
desangrándola, ignora también que las sombras
no son más que copias imperfectas,
sin detalles,
ignora, más aun, que sólo existe
porque aun queda una luz que me alumbra,
está segura que esta luz eres tú.
Cómo decirle entonces que cuando se extinga la luz,
ella también desaparecerá,
y con ella la última reminiscencia de mi ser,
lo último que quedaba...
¿Quién sería capaz de terminar con su ignorancia y
desaparecer su ingenuidad? ¿Serías tú capaz?
¿Podrías hacerle ese favor?
¿Podrías hacerme este último favor?
Está bien, mejor será simplemente apagar la luz.
La luz existe siempre, aunque a veces no la veamos. Aunque la apagaras, otra luz mayor te nacería,porque cada poeta lleva su luz sin quererlo.
ResponderEliminarSaludos.