Un imbécil más, enamorado de la Luna,
buscando un pequeño fulgor entre las nubes,
ignorante que esta noche ella coquetea con el otro,
el otro lado de la Tierra,
y aquí no deja mas que su recuerdo en la mente,
aquí en el mismo cielo de desdichas,
en donde hoy (sólo hoy) el tiempo se ha detenido
y vibra el viento con las mimas notas
de hace mil años, y
repite la canción azul de toda la vida,
de toda su vida, y
se imagina iluso,
que es la última noche sin Luna,
sin su Luna,
sin la Luna de todos y de nadie,
o es que al fin alguien logró encontrar
su otro lado, el oscuro, y
pudo iluminarlo;
así, ebrio de amor,
aquel tonto enamorado juró ser la última vez,
crédulo profano perdido,
después de mil años aun cree que saldrá la Luna para él,
podrán pasar otros mil años más y ella seguriá ocupada
con antropófagos sin alma,
pero el fantasma que siempre ha sido,
abrirá sus ojos sólo una vez,
y su mano alcanzará a tocarla,
más allá de las nubes,
más allá de sus sueños,
más allá de su propia cárcel ciega,
y entonces, como siempre se ha sabido,
jueza, parte, verduga ejecutora de su propio veredicto
dictará sentencia final,
y sin entenderlo bien,
el necio de siempre será ahora consciente
de su linaje y de su esencia,
sus vestidos eran de oro,
su corazón era del fuego básico,
y su luz era la que la iluminaba,
ella siempre lo había necesitado,
ella siempre lo había esperado,
ella siempre lo había amado...
Y así ¡por fin! en el último día
pudieron sonreir juntos,
frente a frente,
y con el beso final, la explosión esperada tanto,
¡aconteció!
Sol y Luna son lo que siempre han sido:
amantes inmortales y amnésicos,
jugando a no ser dioses, y a veces,
regresando a su casa,
al final de su día,
al principio de su amor,
su propio amor.
buscando un pequeño fulgor entre las nubes,
ignorante que esta noche ella coquetea con el otro,
el otro lado de la Tierra,
y aquí no deja mas que su recuerdo en la mente,
aquí en el mismo cielo de desdichas,
en donde hoy (sólo hoy) el tiempo se ha detenido
y vibra el viento con las mimas notas
de hace mil años, y
repite la canción azul de toda la vida,
de toda su vida, y
se imagina iluso,
que es la última noche sin Luna,
sin su Luna,
sin la Luna de todos y de nadie,
o es que al fin alguien logró encontrar
su otro lado, el oscuro, y
pudo iluminarlo;
así, ebrio de amor,
aquel tonto enamorado juró ser la última vez,
crédulo profano perdido,
después de mil años aun cree que saldrá la Luna para él,
podrán pasar otros mil años más y ella seguriá ocupada
con antropófagos sin alma,
pero el fantasma que siempre ha sido,
abrirá sus ojos sólo una vez,
y su mano alcanzará a tocarla,
más allá de las nubes,
más allá de sus sueños,
más allá de su propia cárcel ciega,
y entonces, como siempre se ha sabido,
jueza, parte, verduga ejecutora de su propio veredicto
dictará sentencia final,
y sin entenderlo bien,
el necio de siempre será ahora consciente
de su linaje y de su esencia,
sus vestidos eran de oro,
su corazón era del fuego básico,
y su luz era la que la iluminaba,
ella siempre lo había necesitado,
ella siempre lo había esperado,
ella siempre lo había amado...
Y así ¡por fin! en el último día
pudieron sonreir juntos,
frente a frente,
y con el beso final, la explosión esperada tanto,
¡aconteció!
Sol y Luna son lo que siempre han sido:
amantes inmortales y amnésicos,
jugando a no ser dioses, y a veces,
regresando a su casa,
al final de su día,
al principio de su amor,
su propio amor.
De la Luna
ResponderEliminarYa no puedo… ya no.
Veo todo el tiempo mirarme a los enamorados. Dándome mensajes que hacer llegar.
Culpándome de sus desdichas, de sus desamores, de las tardanzas, de las tragedias y de los ritos de amor mal habidos, mal concebidos, mal amados, mal soñados.
Y yo a quién puedo atribuir mi desdicha cual caracola, que se dibuja entre las olas?
A quién culpo de tu tardanza?
A quién reclamo lo nombres de los amantes que he tomado en tu ausencia como quien recoge diamantes en la orilla?
Ya no me sirve ser amantes inmortales y amnésico, necesito nuevos mitos para que nos hallemos.
No hay más que agregar...
ResponderEliminarMas sé mil historias, y mi vida misma es una leyenda, y a cada vuelta de esquina siempre has estado tu Luna, a ver si esta vez firmamos la paz.
Transforma-se o amador na cousa amada,
ResponderEliminarpor virtude do muito imaginar;
não tenho, logo, mais que desejar,
pois em mim tenho a parte desejada.
Se nela está minha alma transformada,
que mais deseja o corpo de alcançar?
Em si somente pode descansar,
pois consigo tal alma está ligada.
Luis Vaz de Camões
Lobo, ella es aprendiz
ResponderEliminarAprendiz el es Lobo
=)
Mucho gusto, no hablo portugués pero: obrigado pelo poema e boas-vindas aos laberintos de minha mente, espero não te percas...
ResponderEliminarimposible perderse... sólo hay que seguir a la luna
ResponderEliminarabrazos a los dos
=)
gracias Arami :)
ResponderEliminarolá Lobo, muito prazer
tenho um péssimo sentido de orientação e perco-me sempre... mas como costumo dizer todos os caminhos vão dar a um lugar :)
Sol y luna siempre juntos hasta el final ...
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