jueves, 1 de abril de 2010

Remolinos


Espirales solo pueden llevar a un lugar: el centro.
O tal vez no, tal vez van al otro lado, cualquier lado, todos los lados...

Y está bien, no saber, es mejor, es más excitante,
un juego de ruleta, el espiral dibujado al medio,
y el destino incierto, no se puede hacer trampa,
no hay magnetos que ayuden,
más que mi corazón, que podría atraer algo bueno, tal vez.

Y gira y gira, y me embriaga, más que cualquier bebida alcohólica,
más que tu mismo perfume, más que tu mirada,
más que tu silueta a contraluz recostada en el umbral,
desnuda con la luna llena iluminándote,
y me marea, y duele mi cabeza, duele mi mente,
y vivo en cada vuelta del espiral,
vivo cada vez que gira, que es igual a cada latir de mi corazón,
y no sé donde se detendrá, y no importa lo que quiera,
o lo que quieras tú,
tiene voluntad propia, y es sabio aquel espiral,
y también es bufón, rara combinación,
así es el espiral, y las opciones son muchas:
alegría y éxtasis, tristeza y soledad, letargo y paz,
molestia y cólera, aburrimiento y quietud,
sentir y vivir, muerte y reinicio,
y muchas más, y la opción que más se repite
pero nunca suele salir: otra oportunidad...

Y finalmente la vuelvo a girar, y no sé que saldrá,
y solo espero, y solo quiero verla girando,
y es allí a donde me llevará al lugar exacto donde debo ir,
que es donde estás tú, tal vez tenga suerte,
tal vez esta vez me lleve al éxtasis, tal vez...