jueves, 20 de mayo de 2010

Diosa de Hielo


Ahora es cuando llega el tiempo del frío,
la piel gruesa y fuerte no se dejó
someter ante aquel viento polar de su aliento,
o ante ese granizo envenedado de su voz,
pero fueron sus silencios los que la atravezaron
y laceraron esa tez morena, deshaciendo su bello color,
fue la mirada esquiva y
lo efímero de su presencia
quienes convirtieron en piedra de agua sus ríos de sangre,
antes caliente,
y en piedra también su corazón de fuego, que fue...

Jamás se atrevió a enfrentar el vendaval,
jamás alzó siquiera el tono del decir de su decir,
jamás intentó de alguna manera enfrentar esa Diosa de Hielo,
no por culpa antigua,
no por miedos subconscientes,
no por resignación cobarde,
fue mas bien, su gran valor lo que lo sostuvo,
fue por no causar el más mínimo daño a la belleza profunda
de esa brisa nocturna que emanaba, por evitarle un sólo dolor,
fue sobre todo por amor.

1 comentario:

  1. Las piedras son frágiles también a su manera y el hielo siempre puede hacerse agua con calor. Nada es nunca lo que parece.
    Saludos.

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